Se leen muchas críticas a Windows 8, el último sistema operativo de Microsoft. Muchas de ellas son acertadas y ajustadas a criterios razonables, pero también es de justicia mencionar y analizar las virtudes de este sistema operativo.
En primer lugar es necesario agradecer la apuesta valiente (¡sí, valiente!) de Microsoft con una interface completamente nueva que pretende de verdad conseguir la convergencia de esos dos mundos cada vez menos separados y condenados a la unión total: tablet y PC. Personalmente llevo mucho tiempo diciendo que la compañía que consiga unir de verdad los sistemas operativos de todos los dispositivos como son smartphones, portátiles/tablets/híbridos, y PCs habrá conseguido ponerse en ventaja respecto a las demás. El usuario profesional lo que desea es la ubicuidad de la información, una sola configuración de aplicaciones, una única forma de «logarse» en los distintos servicios online y redes sociales, y que todo esto se haga igual ya sea en un móvil, en una tableta, en un portátil o en un PC de escritorio clásico.
De forma errónea yo había vaticinado que sería Google la que alcanzaría este hito, haciendo converger su Android y su pseudo-sistema para Chromebooks (ChromeOS). Esto parece que no va a ser así por el momento. Y, bueno, de Apple ni hablemos… no merece la pena perder el tiempo.
Pues bien, ha sido Microsoft quien ha dado primero en este aspecto; al menos en la parte que tiene que ver con tablets/híbridos y PCs (falta la otra parte de la ecuación: los smartphones). Es verdad que todavía falta mucho; Microsoft tiene que trabajar todavía muy duro con su Windows 8 y sus futuras versiones para conseguir que la experiencia del usuario sea realmente una sola. Pero la sola intención de dar el siguiente paso con su Windows Phone (por cierto un muy buen sistema para smartphones) y «acercarlo» lo máximo posible al ecosistema Windows 8 (o Windows RT, da exactamente igual) ya nos dice por dónde va la intención de la compañía y, en ese aspecto, creo que no queda más remedio que aplaudirlo.
Windows 8 tiene, y tendrá durante bastante tiempo aún, varios problemas, y no menores:
- Desde el punto de vista del usuario desktop «puro», se ve como un sistema «irrelevante» porque el usuario va directamente al escritorio clásico que es donde tiene sus aplicaciones de trabajo tradicionales. Personalmente creo que esto es algo del pasado, pero todavía hay un gran número de usuarios con este perfil.
- La tienda de apps de Windows Store NO tiene el suficiente número de aplicaciones de calidad para que los usuarios puedan elegir. En este punto Microsoft debe, sí o sí, apoyar decididamente a la comunidad de programadores, y abrir mucho más los procesos de homologación de apps.
- La política de alianzas con los integradores Hardware ha sido peor que mala. Parece que esto va cambiando poco a poco, pero todavía hay muchos fabricantes importantes que NO confían en Microsoft. El lanzamiento de la Surface, junto a las declaraciones de Ballmer haciendo amigos como ASUS, HP, ACER, etc., han hecho mucho daño.
- Las decisiones de marketing sobre Windows RT han creado una idea en el público no-técnico demasiado farragosa, y por tanto difícil de explicar. Es increíble que todavía haya personas que se mueven habitualmente en el mundo Windows, y sin embargo, sigan prefiriendo un iPad a una Surface RT o similares.
Windows 8 es el embrión de algo que tiene grandísimas ventajas; es cierto que todavía la falta madurez, pero sería muy injusto no reconocer que la dirección es la adecuada. La tendencia en el mercado es clarísima: los PCs clásicos están dejando paso a los dispositivos híbridos como los ultrabooks convertibles, o directamente siendo sustituidos por dispositivos tipo tablets. El número de este tipo de usuarios es cada vez mayor (sólo hay que ver la caída de ventas en el mercado del PC clásico); y esto es así, no porque los usuarios renuncien a la potencia de un PC, sino por todo lo contrario: los equipos convertibles con Windows 8 son comparables en potencia a un PC para un enorme número de usuarios.
Además, si tenemos en cuenta que la experiencia de usuario en Windows 8 con un equipo táctil es realmente buena, que puede ser convertible inmediatamente en un ultrabook y que, además, puede perfectamente ser utilizado como equipo principal desktop, podemos concluir fácilmente que este tipo de sistema tiene que ser un éxito. Pensemos además en los servicios que alrededor de este nuevo paradigma se están haciendo fuertes (muy fuertes) en Microsoft; los dos principales son Office 365 para disfrutar de la herramienta de productividad por excelencia, y Skydrive para conseguir que tu información viaje contigo (esta última todavía requiere de bastante trabajo para que resulte óptima).
Por tanto, desde el punto de vista del sistema como herramienta para el usuario, y no como obra de ingeniería abstracta, creo que Microsoft tiene todas las de ganar en este sentido; siempre y cuando se hagan las cosas escuchando a los usuarios y no tanto a los mercados.
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